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La historia de la moda en Corea del Norte

La historia de la moda en Corea del Norte

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Son muchas las curiosidades que nos llegan de vez en cuando de Corea del Norte pese a su carácter secreto, hermético y dictatorial. Hay historias de todo tipo: no siguen el calendario gregoriano, en periodos de hambruna han tenido que recurrir al canibalismo, Kim Jong Un ejecutó a un ministro porque no organizaba suficientes videollamadas o solo se permiten determinados cortes de pelo relacionados con el socialismo. El carácter legendario de un país envuelto en tinieblas nos hace desconfiar de la información que llega a Occidente, sin saber cuánto hay de verdadero o falso en todas estas afirmaciones.

Una cosa es segura, el país se puede visitar, siempre con ciertas condiciones. Si por algún motivo decides pasar tus próximas vacaciones en Pionyang u otras ciudades cercanas, quizá te sorprenda (o no) el hecho de que no hay centros comerciales ni grandes almacenes, tampoco publicidad, solo propaganda. Pero entonces, en un mundo socialista en el que no hay cabida alguna para el consumismo, ¿cómo llega la moda? ¿Existe acaso tal cosa?

dividualismo

Como suele suceder en cualquier dictadura que se precie, las pocas fotografías que nos han llegado de desfiles militares y otros eventos similares de Corea del Norte, muestran una sociedad bastante homogénea. Los ciudadanos suelen llevar trajes tradicionales y los militares, como es lógico, uniformes militares.

De hecho, los periodistas Daniel Tudor y James Pearson analizaban la curiosa historia de la moda en el país en su libro North Korea Confidential, explicando que cualquier persona que se pase un poco de «la raya» en cuanto a indumentaria se refiere puede terminar en un campo de trabajo. Llevar vaqueros, cuentan, puede traducirse en ese ‘pasarse de la raya’, con peros, claro, pues con las nuevas clases altas (los donju, enriquecidos por la liberación del mercado) siempre parecen ser más laxos (en eso se asemejan al resto del mundo).

La mayoría de la ropa está hecha de vinalón, una fibra sintética producida en el propio país desde los años 50, lo que potencia la idea de autosuficiencia

La mayoría de la ropa está hecha de vinalón, una fibra sintética producida en el propio país desde los años 50, lo que por un lado potencia la idea de autosuficiencia pero por otro es muy rígida y difícil de teñir, según cuenta La moda en la Historia. De hecho, la ropa se supervisa por el Instituto de Investigación de Confección, establecido en los años 60.

 Los estudiantes llevan uniforme desde el colegio hasta la Universidad. (iStock)
Los estudiantes llevan uniforme desde el colegio hasta la Universidad. (iStock)

Con los estudiantes no hay mucho problema porque directamente van con uniforme (supervisado, por supuesto), desde su etapa escolar hasta la Universidad. En general está prohibido el uso de pantalones vaqueros, colores brillantes (el negro ha sido durante mucho tiempo el favorito, aunque ahora es un poco más moderna) o piercings, aunque los zapatos de tacón son de uso obligado para ellas.

Las camisas tienen botones hasta el cuello muy parecidas a las que llevaron en su día Stalin o Mao

Las influencias son, obviamente, de estilo socialista. El yangbok o traje occidental (no confundir con el hangbok, que es el traje típico coreano) es la indumentaria que llevan los burócratas (o aspirantes), proveniente de la Unión Soviética. Las camisas tienen botones hasta el cuello muy parecidas a las que llevaron en su día Stalin o Mao y los trajes suelen ser de color gris oscuro, azul o negro. En su día, el traje verde que llevaba el fallecido Kim Jong Il también estuvo muy de moda, pero en la actualidad está bastante pasado.

¿Y ellas? Teniendo en cuenta que no hay Vogue o Harper’s Bazaar, parece natural que la persona que marque tendencia entre las mujeres en el país sea Ri Sol-Ju, la esposa del líder de Corea del Norte, un ícono de estilo que suele llevar traje y tacones (lo cual no sienta bien a alguna parte de la población). El maquillaje debe ser discreto y las operaciones estéticas están prohibidas, algo bastante irónico teniendo en cuenta que la meca de los retoques es su vecina Corea del Sur.

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