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En el muy interesante libro que sobre la obstetricia dominicana escribió el distinguido colega y amigo Dr. Alejandro Pichardo, encontramos datos de interés sobre las parteras.
La publicación de ese libro en 2010 fue un gran aporte al estudio de la obstetricia dominicana y más aun de la isla Española, debido a la gran cantidad de información que nos ofrece. A través de la historia la figura de la comadrona o la partera era muy importante en auxiliar a las mujeres durante el parto.

Según nos relata el doctor Pichardo, en 1902 fue votada una ley que regulaba el entrenamiento necesario para ejercer como partera, lo que motivo que se abriera en el Instituto Profesional de Santo Domingo la primera escuela de obstetricia para parteras, que estaba adscrita a la Facultad de Ciencias Médicas y Cirugía de ese centro.
El plan de estudios constaba de 14 asignaturas que se ofrecían en tres cursos. Para poder entrar a ese programa la aplicante debía mostrar un certificado de haber completado la educación primaria.
Las materias eran: nociones de embriología, elementos de anatomía humana, elementos de fisiología humana, nociones de microbiología, nociones de patología médica, anatomía y fisiología especiales, partos, fisiología, patología e higiene del recién nacido, elementos de higiene general, asepsia y antisepsia, nociones de patología general, elementos de ginecología, terapéutica y operaciones obstétricas. Para obtener su título de Partera de segunda clase se necesitaba además asistir a tres partos bajo la supervisión de un médico.
La ley mencionada establecía que los estudiantes de medicina del instituto profesional tenían la opción de recibir un certificado de partero de segunda clase luego de cursar el segundo año de medicina y de recibir el de certificado de partero de primera clase tras completar el tercer año de la carrera.
La certificación de partera solo autorizaba a la graduanda para la atención de la mujer durante el embarazo, parto y el puerperio, pero no les permitía el ejercicio de la medicina. El doctor Ramon Báez, quien impartía clases de obstetricia tanto en la carrera de medicina como en la de parteras, dedicó unas camas para parturientas en el Hospital Padre Billini, que según la opinión del doctor Pichardo fueron la génesis de la primera maternidad dominicana, establecida por el doctor Báez en 1918.

De acuerdo con diversas fuentes, la primera comadrona graduada en el Instituto Profesional fue la señora Eloísa Espejo Viuda Linares, el 30 de septiembre de 1900. Como no había una carrera formal es probable que se le hiciera una evaluación de suficiencia o capacidad para ejercer como partera.
Damas de diversas ciudades del país asistieron al instituto profesional de Santo Domingo, para obtener su título. Entre las primeras graduadas se encontraban Rosalía Jesurum, Isabel Feliz de Medina, Rosaura Mejía, Altagracia Pérez del Rosario, Isabel Monclús y Margarita Arias.
En Santiago